martes, 16 de agosto de 2011

Mamíferos

Hoy nos tocó mojarnos. Gustavo me acompañó hoy, esta vez no tomaríamos el sistema de trochas sino que iríamos aguas abajo por la quebrada Kampankis, en busca del esqueleto de un hormiguero (Tamandua tetradactyla) que el equipo de peces vio en una playa ayer.
Quebrada Kampankis, antes de la lluvia. Las vistas de las rocas cubiertas con musgo y vegetación son preciosas.
Foto: L. Castro 
Max me mostró las fotos, estaba casi completo, incluso tomaron fotos al buitre real (Sarcorhamphus papa) que estaba comiéndose los restos cuando ellos lo encontraron.
Preparamos nuestras cosas, guardé las coordenadas de nuestro objetivo en el GPS, tomé una bolsa gruesa para recoger los huesos, y tambien llevé galletas, caramelos y agua. Gustavo y yo partimos adelantando al grupo de ictiólogos, ellos también irían quebrada abajo a pescar en las pozas mientras que el equipo de mamíferos avanzaríamos más lentamente para buscar rastros que de seguro encontraríamos en las playas a lo largo de la quebrada.
Avanzaba la mañana mientras registramos huellas de sachavacas, venados, majaces, tigrillos e incluso un ronsoco, mientras tanto el cielo se fue nublando poco a poco.
Cuando el GPS nos indicó que nos acercábamos a nuestro objetivo, vimos al equipo de peces que nos había adelantando el paso hacia más de una hora antes. Mientras Roberto, Max y Pancho se metían a una poza con la red caían las primeras gotas de lluvia.
Gustavo y yo fuimos a recoger el esqueleto de hormiguero, encontramos la columna y el cráneo, por un momento buscamos más huesos mientras que la lluvia se hacía más fuerte. 
Esqueleto de hormiguero (Tamandua tetradactyla)
Foto: M. Hidalgo
Recogimos los huesos de una de las patas y fuimos a reunirnos con los chicos de peces que seguían pescando en la poza. Al ver que la lluvia no pasaba decidimos volver al campamento ya que el nivel del agua subiría rápidamente. Avanzamos con dificultad sorteando las rocas resbalosas y contra la corriente cada vez más fuerte.
La quebrada cargada con sedimentos empezando a crecer por la lluvia.
Foto: M. Hidalgo
Pronto no pudimos avanzar más por la quebrada. Max indicó que tendríamos que subir al monte y empezar a abrir una trocha para llegar al campamento. Así lo hicimos, Gustavo iba adelante abriendo camino entre la vegetación; desde nuestra nueva perspectiva pudimos ver como la quebrada crecía y crecía. Al cabo de una hora llegamos al campamento.
La lluvia y la quebrada habían inundado parte del área de camping, todos iban llegando con dificultad desde sus trochas y el helipuerto sirvió para poner a secar algunas carpas al sol, que finalmente relució.
Ya es de noche y el nivel del agua prácticamente volvió a ser el de antes. Mientras Max toca la guitarra y canturrea con Vladimir yo termino de escribir estas líneas. Ya es hora de dormir. Mañana toca levantarnos y seguir corriendo.
Nota por Lucía Castro, mastozoologa

2 comentarios:

  1. Lucía querida amiga... qué alegría saber que estás bien y feliz haciendo lo que más te gusta... me ha encantado leerte y espero encuentres más de tus "bichos".... saludos y nos vemos en Lima :-)

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  2. Un abrazo amiga, ya nos contaras las novedades, saludos.
    Lucio

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