martes, 27 de setiembre de 2011

Al Mirar Lo Mismo Pero Al Observar Quien Sabe?

Escrito 2 de setiembre del 2011

Conociendo la flora de los Cerros de Kampankis: una joya biológica en los confines del norte peruano

Botánico Isau Huamantupa con un árbol de familia indeterminada colectada en
la parta más alta de la cordillera de Kampankis.
Foto: D. Neill 

Por allá en el 2002, cuando empezaba a conocer la flora peruana más allá de los bosques andino-amazónicos de Cusco, junto a otros compañeros de otros departamentos tuve la gran suerte de conocer y estar en una de las montañas aisladas del extremo sur de la cordillera del Cóndor, en la localidad de Chiriaco en Amazonas.
Esta pequeña montaña presentaba una gradiente altitudinal que iba de los 400 hasta los 1030 msnm. En la parte baja la flora en cuanto a géneros eran los que conocía en las selvas de Cusco, como Inga, Ormosia, Tachigali, Erythrina (Fabaceae), Virola (Myristicaceae), Guarea (Meliaceae) entre otras, en fin, claro, con algunas especies diferentes pero no tan llamativas como esperaba. Sin embargo, en nuestro recorrido al llegar a 800 m, la flora tan de repente empezó a transformarse, mostrándose con diferente estructura y composición. Es así que al llegar a la cima sobre los 1030 m la flora era completamente diferente en cuanto a los taxones pero algo similar en estructura a los bosques nublados de las partes altas entre los 2700 y 3000 m del Manu y Quillabamba en Cusco.

Erythrina schimpffii Diels (Fabaceae). Árbol hasta 6 m, con flores rojas
vistosas similar a E. edulis. Previamente considerado como endémico de 
Ecuador. La registramos en el bosque de colinas bajas con suelos arcillosos
 del campamento 2.
Foto: I. Huamantupa

Fue en ese momento que junto a mis compañeros quedamos anonadados de las plantas extrañas que veíamos. Todos ansiosos de saber de aquellas rarezas, comenzamos a bombardear de preguntas a nuestro gran profesor Rodolfo Vásquez, quien apasionadamente nos explicaba la biogeografía y relaciones florísticas de aquellas montañas de areniscas blancas. Entonces comprendimos mejor lo que pasaba con estas montañitas aisladas, donde conocimos los hasta ahora géneros extraños de plantas como Mapania (Cyperaceae), Euceraea (Flacourtiaceae) y Alloneuron (Melastomataceae), entre otros, los cuales ni en bibliografía alguna de la flora peruana habíamos conocido. Y así ya habiendo tenido esta experiencia única que quizás pocos botánicos tanto peruanos y ecuatorianos han tenido la suerte de vivir, hasta hace pocos días y hoy mismo terminé de comprender de lo afortunado que había sido.
Ya hace poco a mediados del 2010, recibí una invitación del Field Museum para participar en el presente inventario en los Cerros de Kampankis. Al recordar y revisar en los mapas rápidamente me di con la sorpresa que se trataba de una cordillera adyacente a la del Cóndor. Acepté inmediatamente la invitación sin dudarlo y durante el tiempo antes de estar en la zona de estudio estuve pensando en volver a ver aquella flora única y rara en estas montañas.

Guzmania circinnata Rauh (Bromeliaceae). Epífita 
de 1m, frutos marrones alargados, presenta las flores y 
brácteas coloreadas de color morado y rojo y líneas 
blancas. Era conocido para Costa Rica y Panamá, la 
registramos en las cimas del bosque pre-montano de 
suelos de arena blanca del campamento 2 y 4.
Foto: I. Huamantupa
Finalmente, al ya estar en el primer campamento, entre todos los botánicos buscamos indirectamente en todas las trochas estas formaciones. Aunque no hallamos cosa parecida a la flora de las montañas del Cóndor, conocimos otra muy particular con especies y géneros no vistos en otro lugar, que crecía sobre formaciones de rocas calizas y pequeños depósitos de arena blanca. Ya en el segundo campamento supimos que una de las trochas llegaría hasta los 1350 m. Al día siguiente de haber llegado fuimos rápidamente y al llegar a la cima, fue como si hubiera llegado a las cimas o cumbres de los fundos de mi padre en la Amazonía de Cusco, ya que eran abundantes las palmas Pholidostachys synanthera, Iriartea deltoidea, Socratea exorhiza y varias especies de orquídeas del sur peruano. Igualmente mis otros colegas se mostraban un poco desilusionados, quizás porque al igual que yo esperaban ver otros taxones más extraños. En fin, hasta el tercer campamento realizamos colecciones e identificaciones de plantas ya conocidas y otras pocas extrañas no vistas en el Cóndor ni en otras zonas, pero como que no le dimos mucha importancia quizás porque nuestros pensamientos seguían enfocados en las rarezas típicas solo del Cóndor.

Monophyllorchis microstyloides (Rchb. f.) Garay (Orchidaceae).
Esta hierba terrestre, presenta las hojas con el envés morado,
el haz con líneas blancas vistosas, fue común hallarla en el
sotobosque del bosque de colinas bajas del campamento 3. 
Era ampliamente conocido para varios países de Centro América, 
es el primerregistro del género y especie para Perú. 
Foto: I. Huamantupa


En el campamento 4, supimos que la altura máxima de las cimas llegaba por encima de los 1400 m y esta noticia nos hizo pensar aún más que ibamos hallar muchas cosas interesantes. Subimos el primer día con planes de quedarnos una noche y regresar al día siguiente. Ya en el camino a medida que avanzábamos observamos que las montañas eran más altas y las crestas bastante largas comparadas a los otros campamentos. En el recorrido cruzamos entre los 800 y 900 m por una gran extensión de afloramientos de rocas calizas con formas cársticas, donde la flora era diferente con la presencia de algunas propias de ésta como Metteniusa tessmanniana (Icacinaceae), Matisia sp. nov. (Malvaceae) y Chamaedorea pinnatifrons (Arecaceae). 

Trianaea naeka S. Knapp   (Solanaceae). Epífita arbustiva 
entre 2-3 m, presenta flores marrón cremosas pendulares, 
es polinizada por  murciélagos.  Hasta antes de este 
registro se consideró como endémico de Ecuador, la cual 
fue colectada cerca de la zona fronteriza. 
Foto: I. Huamantupa                 

Luego de haber pasado la flora de las rocas calizas ya a los 950 m, comenzamos a recorrer pequeñas montañas aisladas con suelo de areniscas blancas, con especies distintas y parecidas a un bosque premontano, con la presencia de Podocarpus oleifolius (Podocarpaceae), Wettinia cf. longipetala (Arecaceae) y Tibouchina sp. (Melastomataceae), que también están presentes en la Cordillera del Cóndor. Esto nos alentaba a seguir trepando rápidamente, y entonces observamos que los cambios eran graduales; por una parte aparecían estas montañitas aisladas con pequeños árboles y arbustos y por otra un bosque con árboles altos como Cedrela nebulosa (Meliaceae).
Ya al llegar a los 1300 m, el bosque cambió completamente a un bosque típico montano con la presencia de árboles, palmas, arbustos y epifitas como Talauma sp. (Magnoliaceae), Dictyocaryum lamarckianum (Arecaceae), Humiriastrum sp. (Humiriaceae), Miconia spp. (Melastomataceae), Ilex sp. (Aquifoliaceae), Clusia spp. (Clusiaceae), Lozania sp. nov. (Lacistemataceae), así como las epifitas interesantes Burmannia kalbreyeri (Burmanniaceae) y Psammisia sp. nov. (Ericaceae). 

Psammisia sp nov. (Ericaceae). Arbusto hemiepífito, presenta
 las hojas con venación  penninervadas, las flores en las ramas 
son llamativas las corolas verde oscuras, con el cáliz rojo intenso.
La colectamos en las cimas del bosque pre-montano de suelos de
arena blanca del campamento 2 y 4.
Foto: I. Huamantupa

Entonces, bastante entusiasmados por la mañana, fuimos hasta el filo de la cima y el paisaje simplemente era impresionante: a unos pocos kilómetros veíamos la Cordillera del Cóndor, claro en medio el valle del río Santiago. Nada perezosos posamos para las cámaras y comenzamos a colectar numerosos especímenes fértiles, entre ellas varias nunca vistas por ninguno de nosotros, claro que David Neill era el más experto de todos. Con estos hallazgos regresamos al campamento principal, en gran medida satisfechos por lo hallado pero aún con el “saborcito amargo” como decimos comúnmente de no haber encontrado esa flora típica del Cóndor.
Después de haber registrado y colectado la flora en todos los campamentos, y al realizar nuestros resúmenes durante los últimos días en campo, entre todos los botánicos corroboramos que no habíamos hallado la flora distintiva de la Cordillera del Cóndor como nosotros esperábamos. Al mismo tiempo los hábitats encontrados en algunos sectores, especialmente en las crestas montañosas comparadas a las del Cóndor se mostraban en un área bastante reducida, por lo que posiblemente las condiciones de colonización no fueron muy óptimas, para las plantas esperadas. Finalmente al realizar el recuento de la flora interesante hallada, nos dimos cuenta que el número de registros nuevos para la flora peruana y de posibles especies nuevas para la ciencia (y siendo muy conservadores) llegó a más de 7 nuevos registros para la flora peruana y más de 15 posibles especies nuevas. Estos son números bastante altos considerando el área y tiempo de nuestra exploración; del mismo modo, son superiores a los de la mayoría de otros inventarios.

Gyranthera amphibiolepys (Malvaceae). Árbol hasta 40 m, 
viene siendo descrito de colecciones del sur ecuatoriano,
la presente corresponde a la primera colección de Perú.
La registramos en varios puntos del bosque de colinas
bajas y medias con suelos arcillosos y de roca caliza.
Presenta distintivamente raíces tabulares gigantes y es
llamado comúnmente como "cuero de sapo", por la forma
de la corteza.
Foto: I. Huamantupa

 Por tanto, nuestra gran lección y conclusión aprendida es que el deseo de hallar las cosas más extrañas –en este caso la flora extraña del Cóndor– nos puede cegar para dar el debido valor de lo que tenemos y conocemos. Pero una vez abiertos los ojos al revalorar, las cosas que conocimos en este caso –los hábitats registrados, posibles especies nuevas y registros interesantes– superaron largamente las expectativas iniciales. Con un poco más de estudio muy probablemente en la pequeña cordillera de Kampankis, tengamos igual o mayor número de especies endémicas de la Cordillera del Cóndor.


Nota escrita por Isau Huamantupa, Botánico de Conservación


domingo, 18 de setiembre de 2011

La Vista desde la Cumbre

Escrito 27 de agosto del 2011

Este video fue grabado mientras nos aproximábamos al punto más alto de las trochas en nuestro primer sitio de inventario: el borde de un acantilado emergente de roca caliza desde donde se observa a la distancia la Cordillera del Cóndor a través del valle del río Santiago.


Las imágenes de las primeras dos terceras partes del video son las que vemos durante horas cada día en el campo. Como es cotidiano en el inventario, un poco de paciencia durante la caminata es recompensada muchas veces con el premio que te espera al final.


Nota por Nigel Pitman, Botanico de Conservación